Quienes somos
La Asociación Civil Padre Alberto Hurtado, es una Organización de la Sociedad Civil (OSC) fundada el 18 de agosto del 2003, por un grupo de laicos y religiosos, en la ciudad de Montevideo (República Oriental del Uruguay) y con personería jurídica Nº 9579, inspirada en la espiritualidad de San Alberto Hurtado, sacerdote chileno jesuita (1901-1952), que demostró durante toda su vida una predilección especial por los más pobres y desprotegidos de su pueblo. Su personalidad es clave para comprender una espiritualidad cristiana encarnada en la realidad y con un compromiso sólido y coherente desde una solidaridad bien entendida.

Asociación Civil "Padre Alberto Hurtado", se inspira en la labor de este sacerdote de nacionalidad chilena que nutrido por la espiritualidad de San Ignacio de Loyola (Jesuita), demostró durante toda su vida una predilección especial por los más pobres y desprotegidos de su pueblo, sin distinción alguna. La acción en favor de las personas sin protección de su país lo llevó a generar una gran cantidad de obras y expresiones concretas de solidaridad, el más emblemático y clave es el "Hogar de Cristo" para las personas sin techo, hoy extendido por casi todo Chile y con múltiples posibilidades de servicio. Esta sensibilidad del Padre Hurtado, también compartida por nosotros nos impulsó a crear esta Asociación en nuestro país. Queremos ser también signo de la fuerza de la Fe que expresada en obras concretas nos hacen cada día verdaderos hermanos entre nosotros y auténticos hijos del mismo Padre Dios.

Misión
Acoger con amor y dignidad a los más pobres, anunciando la Buena Noticia, tomando junto con ellos conciencia de nuestra dignidad de hijos de Dios y de ciudadanos, con derechos y responsabilidades. Convocar e involucrar a la comunidad en la promoción de una cultura de respeto, justicia, solidaridad e integración, todo ello animado por la espiritualidad de San Alberto Hurtado.
Visión
Ser una organización solidaria, transparente, eficiente y eficaz, que trabaje incansablemente vinculando a la sociedad, en la creación de una cultura de verdadero amor, respeto y justicia junto con los más pobres, “porque el pobre es Cristo”(1)
(1) “Al partir, volviendo a mi Padre Dios, me permito confiarles un último anhelo: trabaje por crear un clima de verdadero amor y respeto al pobre, porque el pobre es Cristo. `Lo que hiciereis al más pequeñito, a mí me lo hacéis` (Mt. 25,40). S. Alberto Hurtado